viernes, 8 de julio de 2011

Amor al Natural


Este relato espero que les agrade, lo he escrito en honor de una joven hermosa que me pidió hiciera uno basándome en ella, y déjenme decirles que siendo tan hermosa no me ha costado mucho trabajo crearlo para ella. Espero que te guste Pau.

En esta vida tan vertiginosa actualmente uno no se toma el tiempo para disfrutar los pequeños detalles que nos da la vida: una mirada, una sonrisa, una fragancia, etc. todo pasa frente a nosotros tan vertiginosamente y ante nuestras constantes carreras suceden cosas que no le damos el valor que tienen pues  pasan desapercibidas.
Voy a contarles cómo es que, en mi caso, se puede encontrar, si uno se da su tiempo, dentro de este río caudaloso y revuelto que es la vida diaria una joya: hermosa y refulgente, una mujer como no hay muchas.
Para comenzar quiero decirles que vivo en México, nací y estudié en la capital de este mi país querido. Desde pequeño desarrolle un gran amor a la naturaleza,  por lo que no es de extrañarse que escogiera como carrera ser biólogo, y actualmente cuento con 35 años, no soy muy alto, mido 1.70 mts. Tengo el cabello castaño, ojos cafés obscuro y, debido a que frecuentemente me encuentro caminando mucho en el campo, tengo un físico cuidado no llegando a los excesos como muchos que hay por ahí que solo se dedican a estar en los gimnasios.
Resulta que por mi trabajo en una institución dedicada a la conservación de los ambientes naturales, me tocó ir a supervisar un proyecto al interior de la república, con el fin de tomar muestras de tierra y agua, para ver su grado de contaminación, todo esto para poder implementar programas enfocados a su recuperación. Por la importancia del proyecto se me solicitó diera una pequeña entrevista para explicar los pormenores del trabajo a realizar, por lo que acudí a los estudios de una radiodifusora.
Al principio todo trascurrió sin nada especial, con el acostumbrado ritmo de la pregunta y mi respuesta, esto una y otra vez, nada fuera de lo normal, todo era así hasta que se escuchó una voz que me sacó de mi rutinaria actividad de dar los datos del proyecto; una voz solicitándonos un receso para poder arreglar un problema técnico que se había presentado, una voz tan hermosa que tan solo de oírla me hizo desear saber de dónde provenía y no desear salir de ahí sin haber conocido a la dueña de tan angelical voz.
En eso momento ya no me interesó contestar nada, solo tenía en mente en buscar a la dueña de esa voz, pero tuve que conformarme con un pequeño atisbo de ella, pues al voltear hacia un lado de la habitación donde nos encontrábamos pude ver, a través del cristal, su rostro debido a un destello del monitor de una computadora al ser apagado y vuelto a encender. Pude observar un rostro tan hermoso que casi logró que sucumbiera al deseo de levantarme e ir al encuentro de la poseedora de tan bella voz; el rostro de la joven se grabo como fuego en mi mente, unos ojos de  mirada profunda, unos labios con una sonrisa seductora y un brillo que invitaba a probarlos. Aunque la visión de este rostro fue fugaz, para mí fue suficiente.
Después de esto, la entrevista transcurrió sin novedad, pero el yo que había entrado ya no era el mismo que estaba en la entrevista, ya que solo pensaba en buscar a esa chica sin importar nada más. Pero como sucede frecuentemente, las cosas no pasan como uno desea y tuve que salir de ahí para tomar una comida con la entrevistadora que me había invitado al terminar la entrevista. En todo el tiempo que pasó desde salir del estudio e ir a comer al restaurant, no pude sacar de mi mente el hermoso rostro que había visto, por lo que, al regresar con mi acompañante para que recogiera su carro que había dejado en los estudios, con un pretexto volvía a entrar, para ver si por casualidad lograba encontrar a la chica.
Aunque la busque en las cercanías de donde habíamos grabado, solo encontré que la cabina se hallaba cerrada y en penumbras, por lo que decidí desistir en mi búsqueda y salir de ahí; me di vuelta con el fin de regresar por donde había llegado, pero me encontré derribando por mi descuido a una joven que venía por el pasillo revisando unos papeles. Rápidamente me apresuré a levantarla; no podía creer mi suerte, pues al levantar el rostro, me encontré con los ojos y los labios que me habían obsesionado por toda esa tarde.
Me disculpe rápidamente por mi torpeza y le ofrecí subsanar el daño que le hubiera causado invitándola a tomar un café, a lo que contestó esbozando una hermosa sonrisa que sí,  si podría esperarla 15 minutos aceptaría mi invitación.
En todo el tiempo que pasamos en el café no pude despegar mis ojos de los suyos, parecía que tenían un imán para mí, tenían un brillo embriagante, deseaba perderme en ellos, y al parecer a ella no le paso desapercibida mi actitud, ya que correspondía mis miradas con tentadoras sonrisas. Desde ese día, no pasaba tarde sin que nos viéramos en ese café, platicábamos de todo, y cada vez nos compenetrábamos más uno con el otro.
En una ocasión se me solicitó que fuera a tomar muestras en la parte alta de la montaña cercana, por lo que al platicárselo me pidió que si podría acompañarme ya que deseaba alejarse por un tiempo de la presión del trabajo. Al escuchar su petición no atiné sino responder, con mucha emoción, que sería un placer que me acompañara y que pasaría el día siguiente por ella en la esquina de la estación.
A la mañana siguiente pase por ella en la camioneta que se me había facilitado para trasladarme a dicho lugar, para llegar a la parte alta de la montaña debimos dejar el vehículo a sus faldas y continuar el trayecto a pie, lo que nos llevaría varias horas. Con lo que no contábamos era con el clima en esta época del año, por lo que nos sorprendió un fuerte aguacero, casi al llegar a la cima, por lo que buscamos un resguardo, encontrándolo en una pequeña cabaña que divisamos a lo lejos.
Llegamos a la cabaña empapados hasta los huesos por lo que le propuse buscar algo con que taparnos para poder quitarnos la ropa y se secara mientras esperamos que pasara la lluvia, después de un rato de buscar encontramos varias mantas por lo que tomamos dos para nosotros, una vez cubiertos,  procedimos  a quitarnos nuestras ropas y a sentarnos frente a un fuego que encendí previamente. Una vez instalados al fuego nos dispusimos a esperar que nuestras ropas se secaran, comenzamos a platicar un rato, aunque escuchaba lo que me decía, me encontraba embelesado con la visión de su rostro iluminado por el fuego.
No sé cuanto tiempo pasamos de esa manera, solo sé que me sacó de mi contemplación al ver que se levantaba y se acercaba a mi pidiéndome si podía abrazarla porque sentía mucho frío aún con el fuego, a lo que respondí abriendo mis brazos para acogerla. Una vez en mis brazos, se acurrucó y recostó su cabeza en mi pecho, lo que me hizo desear que la lluvia nunca acabara.
Podía sentir a través de la manta su falta de ropa, lo que hizo que involuntariamente reaccionara mi cuerpo a su cercanía, intenté alejarme un poco para que no lo notara pero, como adivinando mis intenciones, ella solo levanto su rostro, y con los ojos cerrados me ofreció sus labios, los cuales no desprecié, posando los míos delicadamente en un principio sobre los suyos, para sellar nuestro mutuo sentir, diciéndonos sin palabras lo que no habíamos podido.
La sensación de sus labios en los míos era algo indescriptible, solo deseaba seguir experimentándolo, que nunca terminara e inconscientemente la tome en mis brazos, atrayéndola cada vez más a mí, deseaba sentir su cuerpo junto a mío. Ella por su parte, al sentir como la rodeaba con mis brazos respondió aumentando la intensidad en nuestros besos, los cuales  pasaban ya del tímido toque de nuestros labios al ardiente juego de nuestras lenguas dentro de la boca del otro.
De repente, ella se separo, levantándose. Temí que pensara que me había propasado, por lo que me preparé para darle una disculpa, pero al levantar la vista me encontré su angelical rostro dibujando una cautivadora sonrisa, y en sus ojos una mirada de ternura. Ante tal cuadro, quede totalmente embelesado, quede aún más prendido de esta imagen cuando, inesperadamente, ella dejó caer su manta al piso, dejando ver la belleza de su cuerpo en todo su esplendor. Sólo atiné a levantarme y, abriendo mi manta, la arropé junto conmigo en un ardiente abrazo.
El contacto de su piel hizo que me estremeciera y que mi ya despierto miembro, se tornara más erecto de lo que había estado nunca, por lo que sin pensarlo, la abracé, con el único deseo de intentar hacer de los dos uno solo ser, comencé a besar todo su rostro, y cuando no quedó parte de éste por besar, comencé a besar su cuello, bajando cada vez más, sin dejar ni una sola parte de su piel sin ser besada.
Entre más besaba su cuerpo, mas deseaba seguir haciéndolo, por lo que al llegar a sus pechos, los bese y acaricié como si mi vida dependiera de ello. Ella mientras tanto había puso sus manos sobre mi cabeza, y, acariciándola, siguió todo mi recorrido hasta sus pechos, donde, gentilmente me guió hasta sus pezones, los cuales introduje en mis labios para ser succionados, lamidos y mordidos con pasión. Solo podía escucharse además del caer de la lluvia, su respiración acelerada y el fragor de mis besos y succiones en su piel.
Sin poder contenerme, continué con mi recorrido, pase por su abdomen sin detenerme pues ya tenía un destino en mente, al cual me apresuraba a llegar. Desde el primer momento en que comencé a probar sus pechos, coloqué mis manos en sus tersos glúteos, todo el tiempo desde entonces me prendí de ella, jalándola hacia mí, haciendo que cada vez existiera una mayor presión de su piel sobre mis deseosos labios.
Por fin, después de marcar todo mi camino en su cuerpo, llegué a mi destino, por lo que celebré mi llegada hundiendo mi rostro en su entrepierna, juntando mis labios a sus otros labios, besándolos con la misma intensidad con la que lo hice por todo su cuerpo. Para poder disfrutar del tesoro que había encontrado, recosté a la mujer que me tenía completamente loco, y, colocándome nuevamente entre sus piernas, comencé a abrir el cofre que guardaba el tesoro deseado.
Lo tenia a la vista en todo su esplendor, comencé a besarlo y pasar mi lengua por él, intentando en cada pasada, ingresar en éste cada vez más, hasta poder sentir su calor sobre mis labios, y cuando tuve acceso total a éste, no pude contener el impulso e introduje mi lengua en su interior, explorando su ser lo más que mi lengua permitía. Ella mientras tanto había dejado de respirar fuertemente para pasar a producir pequeños gemidos de placer, a  presionar con sus manos mi cabeza para que no dejara de hacer lo que había comenzado.
De improviso, me tomó con sus manos mi rostro, y jalándome hasta su labios, me beso breve pero intensamente para después preguntar:
-¿Me amas?
A lo que respondí sin dudar
- ¡Desde el primer momento en que te vi!
-Amor, no deseo separarme nunca de ti, deseo ser tuya para siempre, hazme el amor, entra en mi, hazme tuya para siempre.
Después de sus palabras, toda resistencia que existiera en mi cayó, y recostándome sobre ella, dirigí mi miembro hacia la entrada de su ser, y, tomándolo ella en sus hermosas manos, lo dirigió a la entrada de su candentes labios vaginales, donde, con un solo movimiento, me introduje en ella, sintiendo como su interior abrazó con su suavidad y calor mi pene.
Comenzamos a besarnos apasionadamente, mientras que nuestras cinturas parecían tener vida propia pues se movían uno hacia el otro. No sé cuanto tiempo pasamos amándonos, hubiera deseado que no terminara nunca, pero todo acaba y este interludio de amor solo podía terminar tan intensamente como se había desarrollado, por lo que al sentir que llegaba a mi punto máximo, solo pude decirle:
-Amor, voy a terminar, debo salir de ti para no acabar en tu interior
-Por favor no lo hagas, deseo ser completamente tuya. Lléname de ti, no me importa lo que suceda, solo deseo tenerte en lo para siempre.
Sin pensarlo más, inundé su interior de mi cálido semen, la llené de mi ser  sintiendo que con esto nunca me separaría de ella, nuestras almas se fusionaron en ese mismo instante, porque solo muerto dejaría que esta mujer se fuera de mi lado, y creo que ella sintió lo mismo.
 Desde ese día, no ha habido fuerza en el mundo que pueda separarnos, ya llevamos 3 años juntos y  la vida nos depara muchos más.
 
Free Hit Counter