miércoles, 26 de noviembre de 2008

Haciendo caso a la segunda opinión en uno

 

Mucho se dice que el hombre tiene dos cabezas (la de pensar y la de actuar) y que son las que rigen sus actos de este animal social.

El hombre, una vez que entra en la pubertad y de ahí pa'l real, estará en frecuente conflicto con las reflexiones de sus dos centros de reflexión cuando se trate la cosa de mujeres, y que una le dice que debe de comportarse civilizadamente, mientras que la otra, menos intelectual, le mandará que se lance a la caza de la fémina que ha visto y seleccionado como víctima.

Estos conflictos son los que día a día tiene uno (y por consiguiente yo mismo) que lidiar con ellos, ya que al ver a una mujer "apetecible", se despierta en animal en uno, el ver unos pechos redondos y generosos, un trasero redondo y paradito, unas caderas destacadas, hace que a uno se le olviden los miles de años de 'civilización' que los antepasados nos legaron, y se piense solo en poder poner las manos de uno encima de ella, poder recrearse y jugar con sus atributos , y por que no, dar rienda suelta a los instintos naturales de procreación.

Bueno, mejor dejo de filosofar y me aboco a contemplar el monumento de mujer que se encuentra frente a mi, sentadita, trabajando en su laptop, en su oficina con ventanal, como en un aparador, poder disfrutar de su figura delgada, con sus apetecibles pechos y sus hermosas caderas, con su cabellera larga y de color claro, sus labios carnosos, mmm, con esta clase de distracciones uno no puede trabajar a gusto, por lo que deberé de intentar acallar al cazador en mi, ya que si no, deberé de comenzar a intentar porveerme de su carne fresca, je je je, con su permiso, debo de preparar mi lanza para una interesante cacería.

 
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