jueves, 29 de abril de 2010

Visita al odontólogo

Este relato me lo hizo llegar una muy apreciada lectora, espero que les guste tanto como a mi :)
Ahora ya sé porque es recomendable acudir constantemente al odontólogo
Quien no guarda en el baúl de los recuerdos los momentos adorables, terribles y hasta los bochornosos…este recuerdo que quiero compartir con ustedes sin duda es de los más sensuales.
Por lo regular he acudido siempre con el odontólogo amigo de la familia, ya saben, por la confianza que inspira, aunque eso no quita el malestar de escuchar ese ruidito que tanto nos aturde, el olor a medicamento, uff es terrible! sin olvidar las dolorosas inyecciones, claro que duele, aún sabiendo que la aguja es pequeñita, nuestros ojos claramente ve una aguja tamaño colosal, en fin el pavor no se quita, sin embargo evitamos esos “malos ratos”, pero siempre hay que hacer un pequeño sacrificio en pro de la salud y sobre todo la salud bucal.
En uno de esos días que me tocaba ya acudir con el odontólogo aprovechando la semana de puente, así que llamé para hacer la cita y resulta que estaba fuera de la ciudad. Esa situación le platiqué mi mejor amiga quien no dudó en recomendarme a otro doctor de su confianza, me dió su tarjeta y pronto le llamé, cuando el doctor contestó escuché del otro lado de la línea una voz agradable y amable, me confirmó que podía acudir sin ningún problema por la tarde.
Así que ya con la mentalidad de escuchar ese ruidito desagradable, el olor y todo lo que conlleva a mi cita médica, acudí muy puntual a mi cita. Cuando llegué el doctor me esperaba, discretamente vi sus ojos, su boca de labios carnosos, agradable sonrisa de complexión media, noté sus brazos marcados por el ejercicio. Me presente dándole le mano, claro junto con una sonrisa, él me respondió de la misma forma, me invitó a pasar a su consultorio, de forma amable me pidió que me recostara en el sillón de las torturas como yo le digo, así que me acomodé, me sentía nerviosa por la situación y lo que me esperaba, él me pidió cerrar mis ojos y tratar de estar tranquila para que él pudiera trabajar.
Yo cerré mis ojos y respiré muy profundamente, tratando de mantener la calma, mientras el doctor ponía música muy agradable. Me sentí mucho mejor pero seguía con los ojos cerrados, de pronto sentí en mis labios una suavidad extrema y deliciosa, abrí mis ojos y vi al doctor con su rostro tan cerca del mío que sentía su respirar, me dijo que era muy hermosa y no pudo resistir la tentación de robarme un beso…yo lo veía sorprendida por mi mente pasó muchas cosas, no sabia si hacerme a ofendida y retirarme del lugar o hacerme la olvidadiza, en fin, únicamente atiné a estirar los brazos y acercar su rostro hacia el mío para fundirnos en un delicioso beso, largo y profundo, su boca se fue deslizando por mi cuello para llegar a mis senos que estaban muy erguidos, sonrosados y que no dudó en chuparlos con gran gozo, logro estremecer todos los poros de mi cuerpo, lo empecé acariciar y sin darme cuenta le empecé a quitar la filipina para besar todo su torso, él solamente entrecerraba los ojos y se dejaba llevar por mis caricias, para entonces su mano jugaba con mis nalgas acariciándolas, deleitándose hasta llegar a ese rinconcito que para entonces estaba muy húmedo. Con un solo movimiento hizo a un lado mis pantis, acercándose de una manera maliciosa, sentía el calor de su lengua que rozaba mi entrepierna hasta quedarse por un rato chupando y devorando, únicamente se escuchaba una mezcla de música ambiental y gemidos que nos ponía más acelerados.
Yo estaba disfrutando de ese momento cuando él se levantó y desabrochó su cinturón y sacó su exquisito pene..lo tomé entre mis manos, mientras lamia mis labios saboreando viendo directamente a sus ojos con mucha picardía, y no dudé en lamerlo primero en la puntita, y después de arriba hacia abajo, y al llegar arriba lo metía a mi boca dándole unas ricas chupadas, sentía como se endurecía..y él nada más susurraba que se lo hacia muy rico que no parara. Para entonces me sentia muy mojada y con ansias de ser penetrada con esa delicia, Me paré y nada más levanté mi falda sin nada más que mis deseos, él se sentó en el sillón y me atrajo tomándome de la cintura con firmeza para acomodarme encima de él, sentí que me entraba y resbalaba muy rico, mis caderas respondieron con deliciosos movimientos de arriba abajo, y en círculos…lo disfrutábamos riquísimo, nuestra respiración se volvieron gemidos, nuestros rostros frente a frente, él se hundía en mis labios a la par de nuestros movimientos, ambos llegamos al mismo tiempo al clímax, aún sentada sobre él me abrazo con mucha fuerza y esbozó una sonrisa diciéndome que le encantó estar conmigo, que deseaba verme nuevamente, Yo sonreía y viéndolo a sus ojos solo atinaba asentir con la cabeza.
Ahora comprendo a la perfección ese tipo de recomendaciones.
 
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